En el barrio San Mateo, parte alta de la ciudad de Cúcuta, Norte de Santander, Liliana Echeverry demuestra el amor que siente por su hijo. En medio de centenares de escalones, varios abismos y una calle empinada, Liliana carga todos los días a Juan Camilo, su niño de 11 años, que obligado a permanecer en una silla de ruedas, le es imposible dirigirse hasta el sitio donde lo espera el bus que lo conduce al colegio.
Liliana, mamá de tres niños más, relató que desde los seis meses su hijo sufre de meningocele e hidrocefalia. “Me siento muy feliz cargándolo, aunque luego de terminado el trayecto de casi dos horas, mi espalda quede destrozada”, aseguró. A pesar de vivir en la extrema pobreza, esta madre y sus hijos no pierden las esperanzas de que su destino cambie y puedan tener un mejor lugar para vivir. Por esto, Liliana lo que pide es solo un poco de ayuda para poder suplir todas las necesidades que las enfermedades de Camilo demandan.
Liliana, mamá de tres niños más, relató que desde los seis meses su hijo sufre de meningocele e hidrocefalia. “Me siento muy feliz cargándolo, aunque luego de terminado el trayecto de casi dos horas, mi espalda quede destrozada”, aseguró. A pesar de vivir en la extrema pobreza, esta madre y sus hijos no pierden las esperanzas de que su destino cambie y puedan tener un mejor lugar para vivir. Por esto, Liliana lo que pide es solo un poco de ayuda para poder suplir todas las necesidades que las enfermedades de Camilo demandan.
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